Gonzalo Garteiz
La acción concertada de la familia Polanco y los accionistas Nicolas Berggruen y Martin Franklin anunciada ayer, para inyectar 150 millones de euros en el capital de Prisa, reproduce la elusión de opa que tuvo lugar en la integración del fondo Liberty, bajo control virtual de Berggruen y Franklin, a finales del año pasado, cuando la empresa de medios, arruinada por la crisis y especialmente por la nefasta gestión que aún lidera Juan Luis Cebrián, buscó desesperadamente capital antes las exigencias de la banca acreedora.
La Comisión Nacional del Mercado de Valores no quiso poner trabas en aquella operación, pero ahora debería investigar a fondo porque ya es un hecho que la familia Polanco, controlando el 35% del capital, y los ahora consejeros Berggruen y Franklin, actúan de forma concertada, y el pacto anunciado ayer deja a este grupo de socios con el 49,5% del capital de Prisa, una vez que la conversión de los warrants concluya.
Prisa contará con 525 millones de títulos una vez que se conviertan los warrants aportados por los Polanco y los estadounidenses. La familia del fundador ya fallecido, tendrá el control directo sobre 230,5 millones, resultado de sumar su participación actual y las 75 millones nuevas de la conversión. Por su parte, Berggruen y Franklin, suman 26,9 millones. En conjunto las dos partes coaligadas tienen 257 millones, el 49,5% del nuevo capital, a poco más de dos millones de títulos del límite de la opa, dado que la compañía tiene una autocartera de casi 3 millones, que hay que descontar del total.
Si se tuvieran en cuenta las 3,27 millones de acciones que Cebrián asegura conservar de las regaladas (en mayor número) por su magnífico trabajo, ya se superaría el límite de la opa, pero esta adenda no vale porque el consejero delegado sostiene que actúa de manera independiente. La CNMV debería indagar qué pasó con las 6,6 millones de acciones que vendió sin explicación alguna y en contra de lo previsto, el consejero Franklin, corredor de maratones para supermen, el pasado mes de febrero, ya que si hubiera mantenido la cartera que le correspondió en el canje de Liberty, como hizo Berggruen, se habría superado el 50% del límite de opa.
Los interesados en el pacto no han desvelado las condiciones de éste más allá de que se formalizará con una instrumental al 50%, pero controlada por los Polanco. A la espera de más detalles de cómo está articulado, el interés radica en quien lo ha financiado, que no es otra que la banca acreedora, según fuentes cercanas a las negociaciones. En definitiva más de los mismo, mantener al enfermo con respiración asistida a la espera de que mejore el mercado. De momento, la Bolsa reaccionó erráticamente ayer, subiendo en un principio la cotización hasta el 12%, para cerrar con una caída incomprensible, excepto para los insiders, del 0,6%. Teóricamente, el valor debería haber ido para arriba teniendo en cuenta que hay accionistas que compran acciones a dos horas mediante conversión de warrants, cuando en el mercado se encuentran a 80 céntimos, pero lo que sí penaliza la acción es la imposibilidad de opa de un tercero. Hasta que la banca y los socios americanos decidan lo contrario.
De momento, todavía quedan alrededor de 320 millones de warrants sin convertir, de los cuales más de la mitad estarán en posesión de los coaligados.