Decían los clásicos latinos que el dinero sucio no huele (non olet), sentencia que pueden ratificar los banqueros, especialmente Emilio Botín, el honorable (sólo para el Banco de España) defraudador fiscal. Una nueva muestra del non olet la ofrece el dinero representado por Beatriz García Paesa, sobrina del celtibérico espía español, Francisco Paesa, el hombre que hizo el trabajo sucio a Alberto Belloch para encarcelar a Luis Roldán, el ex director general corrupto de la Benemérita, de infausto recuerdo para los socialistas de bien.
Beatriz, una mujer laboriosa e inteligente pero de moral laxa, sigue la senda de su tío, y a pesar de ser acusada de innumerables tropelías, entre otras ser testaferro del espía que en el año 1998 se inscribió en el reino de los muertos a través de una esquela falsa en El País, comienza a pisar el terreno de los más ricos. Habiéndose forjado una carrera en el lavadero de Luxemburgo, héte aquí que Beatriz ha conseguido ganarse un sitio en el imperio de la familia March, y más concretamente como socia en el negocio de su banca privada.
La dulce Beatriz, que fue quien transfirió 1.800 millones de pesetas procedentes de los cohechos de Roldán desde el Aresbank a un banco de Singapur, colaborando así en el blanqueo del botín del ex director de la Guardia Civil, parece que goza de la misma inmunidad que su tío, a quien ya la edad, más de 75 años, le incapacitará para el presidio pase lo que pase.
La sobrina y testaferro del agente que consiguió vender a Eta unos misíles hace 25 años en una operación que permitió la captura de la cúpula de la organización terrorista, se ha incorporado al consejo de una sociedad controlada por la familia March, Alcudia Cartera e Inversiones, que aunque no figura en la memoria de Banca March, está controlada por la campeona europea de la solvencia, siendo Hugo Aramburu su presidente. Éste, que sustituyó a Rafael Gascó como principal directivo de banca de patrimonios, gestiona un negocio de 6.000 millones de euros y se supone que unos cuantos le habrá aportado García Paesa para nombrarla consejera.
Alcudia ha jugado un importante papel en los negocios inmobiliarios diseñados para ricos como son la compra, obviamente todo a crédito que para eso son solventes, de oficinas de bancos con arrendamiento convenido de la entidad vendedora. Una filial de Alcudia participó en la adquisición al BBVA de casi 1.000 oficinas, asociada con fondos del Deutsche Bank, de donde procedía Rafael Gascó, quien iba a ser el hombre del banco andorrano de patrimonios Andbanc en su desembarco, por ahora fallido, en España. Su perfil de Linkedin le inscribe actualmente de nuevo en el banco alemán.
Madame Beatriz García, como la nombran en Luxemburgo, donde tiene domicilio, controla un entramado de sociedades desde Urban Holiding, y su gran apoyo en España es el experto fiscalista catalán, Gerard García Gasull, un ex Deloitte. La última "hazaña" que se conoce de Beatriz y su tío atañe a una estafa a unos poderosos oligarcas rusos para crear un banco en Bahrein. Un tribunal de Luxemburgo ordenó abrir una investigación a García Paesa por falsificación de documentos.