Gonzalo Garteiz
Susana Monje, una de las personas de confianza de Sandro Rossell en la directiva del Barça, donde ocupa el cargo de tesorera, es la gestora estrella del momento en España, al frente de la presidencia del grupo Essentium, un conglomerado de empresas de infraestructuras, aguas, materiales de construcción y salud, muy internacionalizado. La compra hace más de un año de una constructora, Hispánica, envuelta en el escándalo de la trama Gurtel, le dio aún más fortaleza, y tras cambiarla el nombre por Assignia Infraestructuras para descontaminarla, ha demostrado saber qué hace falta en Madrid para triunfar, rodeándose de un equipo de confianza y especialmente de un consejo potente con buenas conexiones políticas.
Monje acaba de culminar esta tarea, con discreción pero aparentemente con gran eficacia y éxito. La tesorera del Barça, que tiene entre sus activos al club de fútbol de Toledo, ha fichado a un ramillete de galácticos del lobby para el negocio con sede madrileña. Los elegidos por ahora son el omnipresente Manuel Lamela, de excelente currículo, abogado del Estado, ex director de gabinete de Rato y consejero de Transportes y Sanidad con Esperanza Aguirre, donde protagonizó la infame campaña contra el doctor Montes. Lamela gestiona también la fundación Lafer y promociona Madrid como centro de turismo sanitario, además de ser socio del bufete Cremades.
Cubierta el ala del PP, con el audaz Lamela, Monje cuenta también con un expolítico del PSOE y de pedigrí, el cartagenero José Antonio Alonso Conesa, diputado en dos legislaturas, ex alcalde de la noble villa murciana, y que ha trabajado en la empresa privada, Gamesa, Dalkia y Obrum, entre otras.
Un tercer elegido, Carlos Velasco de Mingo, asesor corporativo y consultor en IAAG, aporta su experiencia en la consecución de ayudas y apoyo de instituciones multilaterales europeas e iberoamericanas. Essentium cuenta con importante presencia en Brasil, donde ha competido con un ilustre de la galería de los horrores de la burbuja inmobiliaria, Enrique Bañuelos, y en otros países del mundo hispano, así como en el Este de Europa.
La sorpresa más reciente de Monje es la contratación de Luis Vicente Moro, quien ha sido rehabilitado tras una condena del Supremo que le inhabilitó para ejercer cargos públicos durante cuatro años a raíz de las expulsiones ilegales de menores marroquíes cuando era delegado del Gobierno de Aznar en Ceuta en los años noventa.
Luis Vicente Moro es un hombre muy cercano al brazo derecho de Esperanza Aguirre, el incombustible Ignacio González, quien encargó a Moro un estudio para crear un servicio de inteligencia madrileño, según se supo a raíz del escándalo de espionaje a políticos en la comunidad que preside Aguirre.
Susana Monje encabeza un grupo que factura más de 500 millones de euros con presencia en el Norte de África, Rusia, Turquía y Brasil entre otras economías emergentes. Hija de Valentín Monje Tuñón, un gallego relojero que emigró a Suiza para recalar finalmente en Barcelona, donde hizo fortuna. Essentium tuvo la visión de vender poco antes de la crisis Graveras de los Ángeles a la multinacional francesa Lafarge por cerca de 300 millones de euros.