Gonzalo Garteiz
Los socios que ayudaron a Esther Koplowitz a mantener el control de FCC a mediados de la pasada década han renovado el pacto parasocial que les atará a ésta hasta el 2016, ante la perspectiva de perder mucho dinero si decidían ejercer la opción de venta a la principal accionista, a la cual tenían derecho en el contrato anterior. La estrategia es confiar en que FCC enderece sus negocios con el paso del tiempo, para poder salir de la compañía sin un gran quebranto.
El grupo vasco familiar (Aguinaga y Llantada), a través de Deva y el también familiar, riojano (familia Martínez), propietario de Bodegas Faustino, cosechan una minusvalía latente del 30% sobre los 100 millones de euros que invirtió cada uno de ellos en diferentes fechas de 2004 y 2005. Deva cuenta una participación del 5% y Larranza XXI, de los riojanos, el 5,34% en la instrumental B-1998 de Esther Koplowitz, quien controla el 53,8% de FCC.
La inversión ha resultado decepcionante, y sólo Sacyr se ha comportado peor durante estos años. Acciona y ACS han cosechado ganancias muy relevantes (50% y 150% respectivamente), y Ferrovial se ha dejado apenas un 5% en los últimos siete años.
FCC lleva tres años seguidos con caídas del Ebitda, aunque insuficientes para activar los pactos, que cifran en dos años consecutivos con descensos del 15%, el porcentaje (no alcanzado), para exigir la sustitución del consejero delegado. El actual, Baldomero Falcones, se incorporá a la sociedad cuando dejó Ibersuizas el accionariado, pero el comité de estrategia lo encabeza su predecesor Rafael Montes. La compra apalancada de FCC está financiada en parte por La Caixa, BBVA y CajaMadrid, que tienen en prenda más del 50% de la constructora. En el consejo de la compañía se sienta como "independiente", pero sin participar en ninguna comisión, César Ortega Gómez, alto directivo del Banco Santander.
Esther Koplowitz había comprado a finales de los años noventa a su hermana Alicia el 50% de la sociedad compartida con la que ambas controlaban FCC, por una cantidad de 822 millones de euros, y unos meses después le vendió ese paquete a Vivendi (luego en manos de Veolia). En el año 2004 los franceses se fueron y Koplowitz encontró el recambio en un grupo de inversores españoles, aglutinados en torno a la sociedad de capital riesgo Ibersuizas.
Mientras que Ibersuizas pudo vender justo antes del inicio de la crisis, en diciembre de 2007, con una plusvalía del 70% (150 millones de euros), Deva y Larranza se mantuvieron en el capital, dado que hasta 2010 no podían ejercer la opción de venta bajo unas condiciones determinadas por la evolución del ebitda de la sociedad y el valor bursátil. Hace un año, la propietaria también adquirió a la familia Peugeot, un inversor que atrajo ella misma por amistad, a la que recompró el 5,7% por 88 millones, más de lo que vale ahora. La novación del pacto parasocial estaba decidida por parte de Deva, pero en el caso del grupo Faustino, con discrepancias familiares, no ha sido hasta el último momento cuando se ha decidido, tan es así que su consejero, Larranza XXI, fue registrado el pasado 17 de mayo, un año después de haber aprobado la junta el nombramiento.
En el año 2004, cuando entraron los inversores españoles, la acción de FCC cotizaba a 30 euros, y cuando abandonó la nave Ibersuizas, a 51 euros, mientras que ayer cerraba a 20,73 euros, a pesar de que la compañía ha comprado en el mercado una autocartera de casi el 10% del capital.