Gonzalo Garteiz
La Bolsa ha penalizado severamente a OHL la semana pasada, con un recorte superior al 10% en la cotización de la constructora-concesionaria que preside el marqués de Villar Mir, tras seis caídas diarias consecutivas. El anuncio de que su joya, la filial de concesiones, con un desarrollo espectacular en diez años, se planteaba salir a Bolsa para colocar en el mercado un 30% del capital, mediante venta y suscripción de acciones, ha resultado demoledor.
Una operación que en otro momento hubiera servido de catalizadora de la cotización ha sido considerada como una señal muy negativa de la capacidad de OHL para financiar su expansión y para sostener el apalancamiento de su balance. La empresa, controlada en casi un 60% del capital por el marqués, ha incrementado sorprendentemente su deuda propia, no la que atañe exclusivamente a las concesionarias, en un 33% en el primer semestre de este año, hasta situarse en 1.664 millones. El anuncio se acompañaba con unos titulares espectaculares de la presentación de resultados, con crecimientos de un 20% en el beneficio neto de 79 millones, y del 21% en el resultado de explotación, que se acercaba a los 500 millones. El mercado no tragó y castigó a OHL con masivas ventas de títulos, que le hicieron retroceder un 6,5%.
Como está la situación financiera en el mundo parece lógico pensar que OHL deberá costear sus concesiones con más capital y menos endeudamiento, por tanto recurriendo los nuevos proyectos al apoyo de la matriz, en contra de lo que se dijo en la presentación que hizo Juan Villar Mir (hijo), presidente de OHL Concesiones en una presentación para analistas hace tres meses. La empresa ya vendió en Bolsa parte de sus filiales de concesiones en México y Brasil, pero esta estrategia no tiene más recorrido por ahora.
Fuentes del mercado consideran que una colocación de la matriz de concesiones en Bolsa es una quimera hoy por hoy tal como están los mercados y no descartan un intento de vender participaciones preferentes. La última colocación de deuda de OHL ha sido al 8,75% el pasado mes de marzo y desde entonces la prima de riesgo se ha disparado. Captando dinero a tipos de interés próximos al 10% resulta complicado hacer dinero sin correr grandes riesgos.
La compañía confía en que su cartera de pedidos internacional de construcción de pronto frutos y también en conseguir liquidez con la venta de Inima, el negocio de aguas, que se retrasa demasiado, lo que es mala señal en cuanto al precio que finalmente se consiga. La empresa se juega también en el Supremo más de 100 millones de euros que le reclama Hacienda por inspecciones de los años noventa, una batalla que de momento ha perdido en otras instancias jurisdiccionales.