Gonzalo Garteiz
El grupo de supermercados DIA se estrenó en Bolsa el pasado 5 de julio, con un precio de salida de 3,5 euros, y ayer cerró a 2,55, con lo que la caída acumulada en tan poco tiempo, aunque también ha sido un periodo muy crítico para todas las cotizadas, suma ya un 27%.
La compañía que dirige Ricardo Currás y preside Ana María LLopis contaba con alrededor de 250.000 accionistas, que recibieron los títulos gratuitamente por la escisión de la compañía del grupo multinacional francés Carrefour. Para paliar el abundante papel que sale al mercado debido a esta circunstancia de ser un "dividendo sobrevenido" y no una compra racional del ahorrador, y también del pánico vendedor asociado al cataclismo bursátil reciente, el consejo de DIA ha decidido intervenir activamente en el mercado con la compra de acciones propias, y en las 5 primeras jornadas de agosto ha acumulado un poco menos del 1% del capital, concretamente 5,95 millones de títulos a un precio medio próximo a 2,8 euros.
La compañía ha justificado estas compras con un programa específico de recompra, de hasta un 2% del capital en el plazo de un año, lleva la mitad en un mes, para atender las obligaciones de remuneración de directivos y consejeros, gran parte de la cual será en opciones sobre acciones y acciones.
Lo cierto es que el consejo de DIA está autorizado por ahora a generar autocartera hasta el límite que marca la ley (10%), según una disposición del que fuera su accionista único, Carrefour, del pasado 9 de mayo, y mientras la siguiente junta de accionistas no la cambie. Por consiguiente, una vez que alcance el 2%, que al paso que va será en breve, podrá continuar con la compra de acciones propias.
Las autocarteras de las sociedades que cotizan en Bolsa es muy posible que crezcan considerablemente en aquellas empresas que cuenten con caja libre suficiente y tengan capacidad para financiarse a tipos bajos, dado que las valoraciones por PER están en muchos casos a niveles de ganga. La amortización de autocarteras compradas a precios bajos eleva inmediatamente el beneficio por acción, elemento clave para considerar los planes de retribución, entre otras consideraciones. Las únicas presiones en contra vienen de la necesidad de acometer inversiones, especialmente en España, para paliar el paro.