La cadena hotelera Sol Meliá ha perdido 50 millones de euros especulando con acciones propias a través de un contrato con una entidad financiera realizado en junio de 2007 y que ha liquidado a finales de febrero de este año. Estos 50 millones de agujero han sido disfrazados contablemente con la minoración de 41 millones en el patrimonio de la sociedad, no pasando las pérdidas por la cuenta de resultados, excepto los gastos financieros. Hay que tener en cuenta que el coste de esta operación especulativa con acciones propias equivale a todo el beneficio obtenido el pasado año.
El 26 de junio de 2007 y sin que la sociedad explicase las razones, el equipo directivo de Sol Meliá que encabezan los hermanos Gabriel y Sebastián Escarrer, miembros de la familia que controla la compañía con el 60% del capital, ordena a un banco, del que no se ha desvelado la identidad, la compra de 5 millones de acciones. Este paquete termina de adquirirse tres meses después, con un precio medio de 16,39 euros, cifra excesiva si se tiene en cuenta que la cotización de Sol estuvo por encima de esa cantidad solamente en el mes de julio, con una caída importante en agosto y septiembre, hasta menos de 13 euros.
El contrato establecía que Sol elegiría a vencimiento, tres años después, bien recibir las acciones y pagar el precio de coste, 82 millones de euros, o liquidar la diferencia entre el precio de coste y el de cotización. Un año después de realizar la operación y hundirse el precio de la cotización hasta poco más de 4 euros, los Escarrer deciden modificar el contrato y eliminan la posibilidad de liquidar por diferencias, en definitiva hacer de la operación especulativa una acumulación de autocartera, cuyas pérdidas o ganancias no pasan por la cuenta de resultados sino por balance patrimonial, lo que disfraza el resultado.
En diciembre del año pasado, la compañía prorroga el vencimiento hasta febrero del ejercicio actual. Finalmente, el 23 de febrero Sol paga las 5 millones de acciones, que a precio de mercado valen 40 millones. Por consiguiente, pierde en la aventura 42 millones de euros, a los que hay que añadir como mínimo otros 8 millones de intereses pagados al banco por el adelanto del dinero.
Esta operación nunca se ha dado a conocer como hecho relevante, disfrazando la transmisión de acciones en un comunicado agregado de movimientos de autocartera, remitido a la CNMV el 28 de febrero, en el cual elude dar la cifra del precio de compra de los 5 millones de títulos.