miércoles, 13 de abril de 2011

PP y PSOE sólo se ponen de acuerdo en reforzar la ONCE

G.Garteiz
La diplomacia presionante y bien engrasada de la Organización Nacional de Ciegos ha conseguido un imposible político, el acuerdo de los dos principales partidos estatales, PP y PSOE. El pasado 30 de marzo se publicaba en el BOE la Ley de Economía Social, en la que incluía una disposición adicional dedicada exclusivamente a la organización de ciegos, para clarificar la naturaleza de la ONCE como corporación de derecho público cuya normativa específica le confiere la consideración de entidad singular de economía social, con el fin además de fortalecer sus "rasgos básicos y genuinos relativos a su actividad económica y empresarial, así como a su naturaleza de operador de juego de reconocido prestigio".
Unos días antes se publicaba también mediante Real Decreto del ministerio de Sanidad el nuevo estatuto que rige la organización como Corporación de Derecho Público con el fin de que se pueda adaptar correctamente a la nueva Ley del Juego, que se aprobó el lunes en el Congreso (vía Comisión), además de habilitarle para alcanzar acuerdos sobre juego con terceros que operan en países del Espacio Económico Europeo. En definitiva darle un pasaporte adecuado para convertirse en una multinacional del sector.
Populares y Socialistas, de siempre se han entendido con la institución, incluso cuando ésta iba de gallo bajo la batuta de Miguel Durán. Los políticos consideran que a un coste de subvención de algo más de 70 millones, la ONCE sale barata como agente clave en el pastoreo de la discapacidad, para lo que siempre hay voluntarios con intereses espúreos, especialmente ahora que la Administración se ha dado cuenta de que no hay dineros para esa cobertura social prometida por el ex ministro Jesús Caldera.
El marchamo de entidad singularísima le ha blindado en la Ley del Juego, dejando a la ONCE fuera del control generalista y del alcance de la nueva Comisión que tutelará el negocio. A partir de ahora no cobrará las subvenciones con cargo a Loterías del Estado, que será privatizada, sino que dependerá de Economía y Hacienda.
La estructura dirigente de la ONCE, comandada por Miguel Carballeda, se siente aliviada, después de años muy duros con profundos recortes en el apoyo social a los afiliados. Por otra parte, la Corporación Empresarial se prevé  que supere la crisis sin dejarse la piel. El optimismo respecto al negocio del juego, de capa caída en los últimos años, se ha recuperado, con un ligero crecimiento de ingresos en el primer trimestre, y un acuerdo alcanzado la semana pasada para vender juegos instantáneos y "rascas" en los bares, que se llevarán una comisión del 6%, a través de la sociedad mixta que tiene con Lottomatica. Hasta ahora sólo había pactos con estancos y gasolineras. Más riesgo de canibalización, aunque los vendedores presenciales de la organización deberán seguir jugando el papel clave emotivo en la imagen de marketing.