Jaime Echegoyen, anunció el 22 de octubre del año pasado que su salida de Bankinter, donde ocupaba el cargo de consejero delegado, se producía “voluntariamente” y que su marcha no conllevaba ningún cobro de blindaje, porque “no existen en el banco”, afirmó. Todo era una mentira, no replicada por la entidad que ahora comandan Dolores Dancausa, su sustituto, y Alfonso Botín, desde la vicepresidencia ejecutiva. La familia de Jaime Botín controla el banco con una participación cercana al 30%, ligeramente inferior “oficialmente” a la del banco francés Crédit Agricole.
La presentación ante la CNMV del informe de Buen Gobierno del banco no deja lugar a dudas. El documento subraya que Jaime Echegoyen presentó su dimisión el 21 de octubre del año pasado “alegando motivos personales”, es decir voluntariamente, lo que no impidió el cobro de “una indemnización” de 4,7 millones de euros, según se afirma en la página 70 del citado informe. Las salidas voluntarias no exigen indemnización alguna, por lo que se aplicó un blindaje, aparentemente preestablecido en un contrato mercantil en el que se estipulaban los cobros en caso de “extinción de la relación laboral”. El directivo cesante podría haber cobrado los 45 días por año, llevaba 22 años en la entidad, y alegar despido, pero prefirió decir que su salida era voluntaria y despedirse con lágrimas en los ojos en una rueda de prensa emocionalmente tensa, en la que se oyeron muchos aplausos.
Lo más vergonzoso de este asunto es que Echegoyen cobra y el banco ni siquiera le fuerza a una cuarentena larga; suelen marcarse dos años de incapacidad para trabajar en la competencia. Esta negligencia jurídica del banco que preside Pedro Navarro resulta especialmente grave en la situación crítica por la que atraviesan bastantes entidades, necesitadas de ejecutivos con una trayectoria solvente, como es el caso del ex del Bankinter. Echegoyen no ha tenido ningún impedimento para irse al Barclays, que le ha contratado para que cambie radicalmente el foco de la filial española del banco británico, que a partir de ahora tratará de centrarse en clientela con rentas altas, modelo que ha dado buen resultado en el banco que dirigió anteriormente.
El Banco de España también toleró que esta mentira de que un consejero delegado de un banco se fuera sin cobrar un blindaje se instalase en los medios de comunicación, al igual que ha tolerado que estatutos de bancos nuevos, como es el caso de Bankia, determinen que los consejeros ejecutivos tengan derecho a "una indemnización en caso de separación o cualquier otra forma de extinción de la relación jurídica con la Sociedad no debidos a incumplimiento imputable al consejero", lo que supone un blindaje en toda regla, contraviniendo las guías de remuneración marcadas por los organismos europeos.