Gonzalo Garteiz
El Banco Santander continúa utilizando en exceso la ingeniería contable para conseguir inflar el capítulo de beneficios. Si hace dos días ha anunciado su intención de comprar deuda propia subordinada emitida que vencía entre 2017 y 2019 con descuentos medios del 10%, mediante un canje por nuevos bonos con vencimiento en 2015 y emisión que le supondría en caso de conseguir el intercambio completo una plusvalía contable, que no de caja, de más de 600 millones de euros, el año pasado realizó una operación mucho más obscena.
Según el balance y cuenta de resultados a septiembre de su filial en Estados Unidos, Santander Holdings USA, depositada esta semana en la SEC (acrónimo del regulador bursátil), el banco español realizó una ampliación de capital en diciembre de 2010 de 750 millones de dólares para darse un dividendo de igual cuantía con lo que el banco español pudo incrementar su beneficio y su capital. En marzo del ejercicio pasado ya había realizado una ampliación, también de 750 millones, esta vez con la finalidad ortodoxa de reforzar los fondos propios.
La víspera de que el Santander anunciara la “invitación” al canje de la deuda ya emitida por otra nueva con descuento, el director financiero de Barclay’s, Chris Lucas, reclamaba en el Financial Times un cambio en la normativa contable para evitar estas prácticas. Se produce la paradoja que cuando la deuda de un banco cotiza a menor precio por el aumento del riesgo, como ocurre con la crisis actual, los bancos pueden adquirirla con un beneficio contable considerable, lo que supone una clara distorsión de los resultados, y un aumento del capital ficticio.
Respecto a la situación anormal en la que se encuentran ejerciendo sus cargos el presidente, Emilio Botín, confeso de haber ocultado una fortuna milmillonaria en Suiza desde hace muchos años, y del consejero delegado, Alfredo Sáenz, quien figura en el registro de penados por la condena confirmada por el Tribunal Supremo, que es de flagrante ilegalidad en ambos casos por incumplir la calificación de honorabilidad que exige la norma para ser banquero, el Banco de España con el apoyo del Gobierno sigue ganando tiempo. Fuentes de la abogacía del Estado han asegurado a La Celosía que se ha barajado incluso un cambio de la normativa, mientras el abogado Iván Hernández amenaza con una querella por prevaricación al gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez.