lunes, 14 de noviembre de 2011

La mutualidad de los empleados de Iberia sufre un gran quebranto por la crisis del Banco de Valencia

Gonzalo Garteiz
El Montepío Loreto, la mutualidad de los empleados del sector aéreo (35 empresas asociadas), donde los empleados de Iberia constituyen el grueso, con casi 21.000 asociados, entre personal de vuelo y de tierra, de los 27.000 que componen la mutua, se ve gravemente afecta por la situación ruinosa en la que se encuentra el Banco de Valencia, entidad en la que cuenta 11,6 millones de acciones, el 2,36% del capital, y un puesto en el consejo de administración.

Esta participación cotiza a precios actuales de mercado a 8,8 millones de euros, cuando hace 4 años valía más de 115 millones de euros, por lo que la pédida patrimonial es enorme. Resulta especialmente grave la responsabilidad de Montepío Loreto en las presuntas irregularidades contables del banco, que aflorará un agujero de provisiones cercano a los 800 millones de euros tras la última inspección del Banco de España, según ha sido revelado en prensa.


La razón es que el representante de los trabajadores de Iberia y del resto del sector aéreo en la entidad financiera de la comunidad valenciana, Pedro Muñoz Pérez, era hasta el pasado mes de septiembre el presidente de la comisión de auditoría del banco, siendo ahora el secretario. Pedro Muñoz se sienta en el consejo del Banco de Valencia desde hace 10 años, y ocupó también la presidencia del Montepío de Loreto, puesto que ahora ostenta Eduardo García Esteban, siendo el director general, Jon Aramburu Sagarzazu.
Pedro Muñoz Pérez, que no ha querido contactar con La Celosía, al igual que los dos altos cargos citados de Loreto, se encuentra en una situación realmente incómoda al no detectar los agujeros contables del Banco de Valencia, no habiendo puesto reparos tampoco a la continuidad del auditor, Deloitte, que lleva 21 años seguidos dando fe de las cuentas, y 14 años, toda su existencia, del grupo consolidado.


Muñoz Pérez, cuyo currículo mantiene todavía el cargo de presidente de la  Confederación Española de Mutualidades. Montepío Loreto no ha querido informar sobre el valor en libros de su participación en la entidad valenciana, que aun siendo antigua, diez años al menos, ha sido rotada. Todavía este verano declaraba compras de 250.000 títulos a más del doble del valor actual.
La cartera de renta variable y otras empresas de promoción inmobiliaria de Loreto representaban al cierre del pasado ejercicio el 22,3% de los 1.262 millones de euros del activo, lo que supone cerca de 270 millones, el doble que un año antes. En renta variable, Loreto cuenta también con pequeñas participaciones en Banesto, Santander y BBVA.


La mutualidad, que sí cambió de auditor el año pasado, sustituyendo a KPMG por Gescontrol, tiene en sus cuentas, no oficiales, expuestas en su página web, algunas curiosidades, como que su plusvalía latente en la cartera de inmuebles aumentó de 50 a 51 millones en el pasado ejercicio, aunque no compró ni vendió nada y los precios en el sector inmobiliario cayeran.
El activo declarado, de 1.262 millones, cubre con poca holgura las provisiones técnicas, que suman 1.199 millones. Las provisiones técnicas corresponden al pasivo que soporta la mutualidad por los compromisos adquiridos con los asegurados. Por consiguiente, un quebranto de la cartera de renta variable y participadas, y un mayor descenso del precio de los inmuebles en propiedad, pueden desequilibrar las cuentas, y forzar una derrama de los mutualistas.


La mutualidad Loreto tiene 40 años de historia, habiendo sumado 51.500 socios a su proyecto a lo largo de este periodo, con 24.500 beneficiarios (7.750, el año pasado, con 52 millones en cuotas), y conseguido una rentabilidad muy superior en sus planes de pensiones a los de bancos y Telefónica. Concretamente, en los últimos ocho años ha declarado una rentabilidad del 69%.
El Banco de Valencia llevará a cabo una ampliación de capital para poder situar sus recursos propios en la ratio que exige el Banco de España. La cifra de esa ampliación sólo se conocerá una vez aflorado el agujero contable del balance, y Montepío Loreto tendrá que decidir si acude al salvamento de su participada.